Rodrigo Arenas Betancourt: Arte Enamorado...Moribundo Arte

Es un réquiem eterno a la historia de una Nación hecha Arte. Arte triste y lamentable Olvido, allí abajito, en el viejo taller, acá en Caldas (Antioquia) donde el barro y el bronce en un barrio literalmente aúlla. Calla arriba y calle abajo.

El pasado domingo (12 de mayo) se cumplieron 18 años de la muerte de quien a opinión personal ha sido uno de los hombres grandes que ha dado por hijo esta tierra, Hombre y Artista. Don Rodrigo Arenas Betancourt, el Maestro.

En una ocasión, pasados algunos días después de la liberación de su secuestro al parecer por el Frente 22 de las FARC, en la Academia de Medicina de Medellín pronunció un discurso en el que se encontraban algunas de estas palabras, refiriéndose a la muerte.

"Soy un hombre tocado, inspirado por la muerte. Ella, la hermosa, fue mi fidelísima compañera en largo transcurso por la vida. No le quité, no le agregué nada. La conocí en toda su mágica desnudez, cabalgando entre guerreros, desatada en la “Revolución Mexicana”, en la “Batalla del Pantano de Vargas”, en los arenales de “Palonegro”, en los hornos crematorios, en todos cuantos lugares el hombre holló.

Viajé en la insondable noche de la vida, ciego, amortajado, sonámbulo, descifrando signos, formas, pulsiones, sometido sólo a lo cósmico, terrible naufragio. La muerte navega conmigo sin rumbo, sin brújula, entre flores y esporas, espinas y parturientas, sacerdotes y prostitutas, poetas y adivinos…entre las floridas coronas… orines, excrementos, pus, sanguaza, esputos, y borborigmos… ella, la fecunda, ella, la puntual, ahora señalando el calendario… señalándome… en la noche… en la carretera…"

Más tarde entre las paginas de su libro "Los Pasos del Condenado" también escribe:

"…Así, entre brumas, me identifico con aquella mañana de la vida, desligado ya de la tiniebla anterior, casi parido por ella, lanzado a esta experiencia mágica y alucinante, este viaje funeral y lúdico por el mundo griego, mundo maya, ardiente mundo de tu cuerpo enervante. Todo esto lo digo así tan fácil, tan sencilla, tan torpemente; pero mujer, mujer cachonda, esto, todo esto, o esta nada es mi único e insoslayable equipaje; es lo único que me pertenece; de lo que puedo dar testimonio y aún de lo que puedo construir una imagen. ¿Cuál sería la imagen? Diría que es la de un hombre desesperado, con las alas rotas, que estira los brazos en cruz y en señal de protesta. Por lo tanto, para mí, la sola imagen valedera del mundo, es la que entregaron mis propias experiencias, mis sentidos y potencias, mi intuición animal, mi memoria. Todo lo demás es fábula, herencia de otros, quizá hasta memoria de la especie. Conflicto de los demás hombres en donde yo no alcanzo penetrar. Ante la vida, la existencia y sus enigmas, yo estoy solo y nadie puede estar ahí, en mi ardua y agria soledad, así como no alcanzo a hundirme, ni un ápice, en la vida, en los sueños de otros. Nadie llega a esa íntima y terrible oquedad; ni el amante, ni la madre, ni el hermano, ni Dios".

"Así he vivido, ebrio y deicida…golpeando a diario ante la puerta del misterio; inquiriendo en vano en los otros hombres; en las trémulas manos de las mujeres. He vivido a ciegas, siguiendo con torpeza el camino de la vida; perplejo ante el devenir y desconociendo el sentido de las plegarias y las promesas. Así he vivido y por lo mismo inquiero con pasión obsesiva en el origen, en los primeros momentos y en el horizonte herencial.

Parto del convencimiento de que, en esas anteriores luces, se inicia en mi memoria, mi conciencia, mi connotación con el mundo y que todo esto es intransferible y hasta incomunicable. Creo que el intento de comprender otras vidas es totalmente imposible o que se puede ensayar sólo bajo el principio de que, en la esencia, hay algo siempre personal y único. Mi memoria no existe sino en función de mi propio vivir. La memoria es personal y se basa en la experiencia fundamental, tanto en el campo físico, como en el espiritual".