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Héroes, Heroínas y Tiple.

"Yo confío en la multitud. Hoy, mañana y pasado, esa multitud que sufre el suplicio, que lo sufre en silencio, sabrá desperezarse y para ese día, ¡oh bellacos!, será el crujir de dientes". – Jorge Eliécer Gaitán.

¡APOYE 770! pero hágalo bien.

770 debe convenir como símbolo la vida de lo nacional, que represente autonomía y reconocimiento en el encuentro entre pequeño productor y comprador colombiano. Debe verse como tal, como el logro de lo Local ante el mercado Global que irrumpe hoy en día la tranquilidad de tantas Naciones. 

770, más que el código que marca cualquier empaque, que pone la máscara a empresas no nacionales y que se vende al que mejor le pague, más que “comprar colombiano” es: El retorno de lo rural, el sabor a tierra, la trocha al campo. Gente que trabaja, la ciudad realzada. 

¡APOYE 770! pero hágalo bien.


#yoquieropapaconyuca

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Crónicas de la Errancia, del Amor y de la Muerte (Fragmento)

(Ilustración: Cristo Autorretrato)

Fragmento del libro Crónicas de la Errancia, del Amor y de la Muerte del Maestro Rodrigo Arenas Betancourt, 1962.

(...)
"Sufrí mucho y fui feliz. La miseria no era como para echarse a llorar. Conocí la vida en toda su agria magnitud. Una de mis hermanas murió una noche, en mis brazos. A mis hermanos enfermos yo los cuidaba. No guardo ningún rencor. He comprendido, en la juventud, el corazón de la duda, del dolor y de la desesperanza.

Cuando me fue posible, inicié el éxodo como remedio a todos estos males. Ahora entiendo que se debe a las malas circunstancias en que viven las familias campesinas, la heroica fuerza migratoria de los antioqueños. Recuerdo aquellas caravanas de campesinos que partían, con sus muy escasos bienes, hacia el Cauca Arriba. Todas las muchachas que se robaban se las llevaban para el Cauca Arriba, decían mis padres. Algunos venían del Cauca Arriba, como maestros del juego "al arma". Se trataba de la leyenda del Dorado en el Valle del Cauca, en el Quindío, en el Risaralda. Cansados con la miseria, en las lomas, los antioqueños, decidieron bajar a los valles.

Me tocó en suerte darme cuenta de mi existencia y por ende de la de Fredonia, en el momento mismo en que la civilización se iba metiendo por esos vericuetos a golpe de esfuerzo y de audacia. Me tocó ser testigo de la llegada del primer automóvil. Vi cómo crecía la línea de tierra que llevaba a Palomos el ferrocarril. Oí, al lado de mi tío, el ruido infernal que producía el primer avión que paso por sobre Fredonia. Viví aquel momento de los primeros gramófonos, de las primeras cámaras fotográficas y de los primeros radios.

He visto a Fredonia desde los abismos del sufrimiento y desde los júbilos del sueño. He conocido a Fredonia persiguiendo los sueños en la infancia, cazando las ilusiones en la adolescencia y buscando a Dios, los ojos de Dios, en sus criaturas. En Fredonia añoré al mundo; en el mundo, añoré a Fredonia. Para mí, la patria, la inmensa patria, es tan grande y pequeña que cabe en un dedal. Es ese pequeño pedazo de tierra al cual puedo asimilarme como ceniza o rescoldo fulgurante. La patria es ese paisaje que vive en mí como recuerdos, vivencias, amor transubstanciado, leves susurros vegetales, agridulce nostalgia y perpetua actitud de rebeldía".

La Canasta

Para Bogotá y alrededores. 

(No está de más acercarse allá y conocer de cerca el trabajo, quien quita y se animen a ser parte de la Red). Más información en www.la-canasta.org


Se materializa en un mercado que se distribuye a domicilio de manera semanal, inicialmente en la ciudad de Bogotá. La red La Canasta está formada por consumidores y consumidoras que le apuestan a este modelo, al hacer un compromiso de consumo de La Canasta por un tiempo definido. Los productores, por su parte, le apuestan a la agroecología como estilo de vida, y cultivan las cantidades necesarias para satisfacer la demanda preestablecida, minimizando de esta manera las pérdidas por sobreproducción. ¡Los compromisos de ambas partes —producir alimentos de calidad de manera agroecológica y comprometerse a consumirlos dando previsibilidad para la siembra— son de gran importancia para lograr sostenibilidad en nuestra red!

La Canasta, este es un mercado que pesa de 8 a 10 kilos y se compone de frutas, verduras y tubérculos, que se seleccionan en función de la disponibilidad de productos en cosecha en los cultivos de los grupos de productores que trabajan con nosotros. También trae huevos o granos, según la elección que se haga. La Canasta está pensada para abastecer hogares de entre 2 y 4 personas; puede ser la base o el complemento del mercado semanal, dependiendo del apetito de los comensales. Nuestro funcionamiento es particular debido a los procesos que promovemos y por esto es una apuesta y una sorpresa pues el consumidor se acoge a lo que nos ofrezcan las cosechas cada semana.

Todos los productos de La Canasta son agroecológicos, frescos y locales. Cada semana ofreceremos, además, productos adicionales como mieles, productos lácteos, condimentos, etc para complementar su canasta.

La composición de La Canasta de cada semana varía dependiendo de los productos en cosecha. La Canasta tiene un precio fijo de $50.000 para la grande y de $30.000 para la media.

En el campo, los campesinos y campesinas que pertenecen a La Canasta cuentan con apoyo en la producción y la comercialización de sus productos y se comprometen a trabajar respetando prácticas agroecológicas para ofrecer alimentos ricos, saludables y respetuosos de la tierra y sus ritmos; aportan sus esfuerzos para recuperar semillas, cultivos y técnicas nativas, criollas y ancestrales.

En la Red La Canasta confluyen varios procesos de diversos orígenes que venían construyéndose separadamente. Así, La Red la Canasta es una posibilidad de aunar y fortalecer los esfuerzos de quienes la integran, además de motivar a quienes se interesan por esta forma de entender y vivir la producción, la comercialización y el consumo.


Campo Justo / Historias de Héroes que cultivan lo que comemos

"Campo Justo nace para ser el espacio documental en la web que muestra al mundo, los heroicos esfuerzos de los pequeños agricultores colombianos. También, los aciertos de empresas responsables que crean vínculos comerciales con el campo basados en la equidad, la justicia y el respeto por los recursos naturales.

Queremos contar sus historias, para generar un cambio pedagógico de mentalidad y decirle al mundo que podemos ayudar al campesino y al desarrollo de las zonas rurales; si nos convertimos en consumidores informados en las ciudades y si las empresas generan negocios inclusivos con las comunidades".
www.campojusto.com

Colombia: Su Raza ¡Defiéndala!

Dé vitalidad a su Raza, la del espíritu que idealiza, que manifiesta, que actúa, que cambia, que permanece, que se honra en la mano que la trabaja: Que sacrifica y sufre por alcanzar grandes cosas, que ennoblece al pobre de humildad y da hoy guerra justa a quien la maltrata. 

Sienta el Orgullo de Ser y tener una Patria, Colombia, de ahí, de aquí, es su Tierra, su Familia, su Razón. 
¡Defiéndala!


¡En Defensa del Campo Colombiano!


¿QUE PODRÍA HACER YO PARA APOYAR A CAMPESINOS COLOMBIANOS?

Esta es la idea que me ronda por estos días en la cabeza y luego de leer varias propuestas, dialogarlo con amigos, familia y compañeros de trabajo, les dejo varios tips que empezare a aplicar y podría funcionar:

1. Definitivamente apoyar al campesino comprando campesino: esto es renunciar a comprar en grandes superficies o almacenes gigantes en donde la mayoría de los productos o son importados o son casi regalados por los agricultores porque deben venderlos a precios irrisorios. A comprar en la plaza, en la tienda de barrio o a un agricultor conocido -lo cual además seguro le mejorará la economía del hogar-.

2. Incentivar el consumo de alimentos nacionales: a muchos se nos ha vuelto cotidiano comprar productos importados como cereales, enlatados, carnes secas, quesos y en general una lista de alimentos que dejan los ingredientes colombianos en un segundo plano. Pues a dejar la papita “a la francesa” y entrarle a la papita criolla.

3. Aprender a preparar recetas tradicionales colombianas con insumo nacional: volver a la arepa con quesito y renunciar a la crepes con miel de maple, a comer bocadillo y panelita dejando las “power bar” en las tiendas.

4. Multiplicar esta información entre nuestros conocidos, familiares y amigos y generar desde nuestro cotidiano un cambio en la idea de consumo que tenemos actualmente.

5. Enseñar a nuestros niños cuales son los alimentos propios de su tierra, sus bondades y usos, su importancia y la manera en que pueden consumirlos; acallar esas voces de la televisión o los medios de comunicación que les enseñan que alimento es aquel que “Melvin” les vende o “Mrs Chocapic” come.

5. Sembrar en casa: es la única manera de controlar desde tu entorno la manera en que crecen los alimentos que luego comerán. No se imaginen la gran huerta, cada quien a su escala y en un espacio pequeño puede empezar con lo básico: legumbres, especias, uno que otro fruto y luego intercambiar con otros que estén haciendo lo mismo. Por aquí se empezó con rugula, caléndula, ají y lechuga si a alguien le interesa.

6. Apoyar las iniciativas de protesta de manera pacífica y desde nuestro entorno: yo no me puedo ir a Tunja a apoyar a los paperos pero desde aquí puedo apoyar iniciativas que les muestren que no están solos: redes sociales, marchas en la ciudad, multiplicar información.

7. Comprar y consumir alimentos nacionales: restaurantes de la tierrita, cafe colombiano, panadería de barrio y en general todas aquellas iniciativas colombianas.

¿Tienen alguna otra idea?

9.70 Documental

"La resolución 9.70 fue expedida en el año 2010 para regular el uso de la semilla en Colombia. Una resolución que aplica los conceptos de la propiedad intelectual a las semillas y que fue promulgada como requisito para la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos.

El documental analiza los impactos de la resolución tomando como ejemplo el caso Campoalegre, un pueblo al sur de Colombia donde se aplicó la resolución. En el 2011 el Organismo encargado del control agropecuario en Colombia (ICA) llegó hasta el municipio e incautó 70 toneladas de arroz, luego volvió con fuerza pública, y finalmente destruyó la semilla en un basurero por considerarla ilegal".

¡Avivando! 7 de Agosto

¡Apoya el Mercado Campesino!

Según Lilia Velásquez, líder de grupos campesinos y docente de la Universidad de los Llanos, en el sector rural colombiano existe una clara diferencia entre dos modos de producción, comercialización y transformación de productos agropecuarios.

Por un lado, se encuentra la Economía Empresarial, caracterizada por ser mono productiva, tener subsidios del Estado, contar con un alto desarrollo técnico y tener un amplio capital disponible. Por otro lado, se encuentra la Economía Campesina, cuyas características son tener una producción diversa e integrada, contar con poco o ningún apoyo estatal, no tener avances industriales y carecer de educación para producir con calidad.

Las características de la Economía Campesina, en consecuencia, han afectado negativamente a sus representantes, los campesinos y campesinas, quienes parecieran no tener las herramientas suficientes para beneficiarse en un contexto de mercado cuya principal característica es la competencia.

Sin embargo, en el país, existen iniciativas desde la gente del campo, quienes se han organizado y propuesto una alternativa que es descrita, por Lilia Velásquez, con la frase: “se resiste produciendo”.

Los Mercados Campesinos aparecen como el producto del esfuerzo de distintos campesinos y campesinas que se han organizado en sus municipios, buscando abrir un espacio en donde puedan vender sus productos al consumidor directo y así lograr un precio moderado que no esté “inflado” por intermediarios. Estos últimos han perjudicado a la economía campesina porque suelen apropiarse de buena parte de la ganancia. Como consecuencia, es común encontrar campesinos que por motivos económicos se desplazan a la ciudad para incorporarse a la economía informal o a los cinturones de miseria.

Por otro lado, este tipo de iniciativa, además, ha motivado la creación de asociaciones campesinas que facilitan el desempeño en la venta del mercado y que han contribuido a la organización campesina para llevar a feliz término objetivos comunes.
– Los Mercados Campesinos: una iniciativa desde el campo en Colombia, Universidad de los Ándes –

¿Hasta dónde llegaremos?

¿Hasta dónde llegaremos? El fin no importa desde el punto de vista de la lucha. Porque no llegar es también el cumplimiento de un destino. Gonzalo Arango, primer manifiesto Nadaista (1958).

Se un Leopardo

Soy un Leopardo

A partir del día de hoy y para siempre me declaro fiero defensor de mi patria y mi bandera.

Lucharé hasta el último día y hasta el último aliento por esta tierra bañada de honor y gloria.

Soñaré y labraré con mis manos el victorioso destino que nos espera.

Combatiré con coraje y gallardía en nombre de la verdad, la justicia y la grandeza de mi pueblo.

Serviré fielmente y sin descanso los designios de mi patria y de mi corazón.

Actuaré con honor y valentía teniendo siempre en cuenta que mis manos y mi boca no obran sólo por mí, sino por toda una nación.

Trabajaré incansablemente junto con mis hermanos en alcanzar la prosperidad propia y la riqueza del país entero.

Velaré día y noche por el bienestar de mis compatriotas sin importar su etnia o religión.

Defenderé con mi vida mis tradiciones e ideales, jamás perdonaré a quien atente contra mi patria o mis hermanos.

Me esforzaré en ser la persona más integra más noble y más justa, el mejor ciudadano, el mejor padre y el mejor hijo. Seré intachable en cada uno de mis actos.

Juro por Dios, por mi bandera, por mi familia y por mi honor que no descansaré hasta alcanzar la prosperidad de mi pueblo y la grandeza de mi nación.

Berraquera Nacional 

¡Apoya 770! Colombia

La identidad nacional de los productos de cada país se rige por medio de lo que conocemos como código de barras. Este código la mayoría de las veces lo componen 13 dígitos en el que los 3 primeros dan razón del origen y nacionalidad del producto. 

A los productos colombianos lo representa las cifras “770” al inicio del código, mantener claro este número al momento de ir de compras no sólo ayuda a identificar los productos nacionales, sino también a tomar la iniciativa de respaldar y apoyar el trabajo y el comercio local. 

Es bueno que quede claro que la intención de promover el comercio no es un alarido más al consumo desmedido e innecesario, por el contrario, la intención se mueve a mantener un comercio responsable-solidario-autónomo que perpetué la dignidad de quien trabajó hasta quien tiene la posibilidad de mantener el producto a su alcance. 
¡APOYA 770!

CIRO DE MEDELLÍN, Jaime Jaramillo Escobar (Sombrero de Ahogado)

Cuando le conocí,
El maestro Ciro Mendía estaba completamente ciego,
Y se veía obligado a depender de personas que le robaban a cambio de la más mínima caridad.
El maestro Ciro Mendía, que había escrito tan jocundos versos,
Estaba en ese año de 1978 sin un plato en qué comer,
Pero tampoco tenía qué comer ni comía.
Tomaba aguardiente a pico de botella con cáscaras blancas de limón,
Y se arrastraba hasta el andén para rogar a algún transeúnte apresurado
Que le tomara al dictado los versos que había compuesto durante el día de insomnio,
Pero nadie tenía tiempo para ocuparse de semejante cosa,
Y el poeta repetía sus versos hasta que se le olvidaban.
Le habían hecho completamente a un lado por sus ideas “de izquierda”,
Que nunca supo lo que hacía su derecha,
Porque la mano izquierda es analfabeta.
En ese Medellín pedestre que frente al mundo tiene una sola pregunta: “¿Cuánto vale?”
Y una sola respuesta: “¿Cuánto me rebaja?”,
Ciro Mendía tenía el orgullo y la dignidad y la nobleza de la vieja raza,
Y en la práctica había dejado de ser antioqueño, pues nunca me preguntó “¿Cuánto le debo por su abrazo?”, “¿Cuánto me paga por el mío?”
–“Aquí tiene un abrazo gratis, le deseo suerte, caballero, y le encimo esta mano huesuda que ya no me sirve para nada”.
Cuando le dieron el “Hacha de Antioquia”,
(esa hachita dorada, un bibelot),
Él la recibió y permaneció en silencio.
Cuando todos los visitantes se fueron me dijo:
–“¡Tantos rayos que caen, y no caerme uno a mí!”
Ya estaba muy triste y muy flaco el maestro Ciro Mendía cuando le conocí.
El gobierno local le había retirado la modesta pensión que le permitía sobrevivir, porque también estaba muy viejo,
Y sólo la fábrica de licores le mandaba botellas de aguardiente.
No se resignaba el altivo maestro Ciro Mendía, no se resignaba sin embargo,
Y en la nobleza de su rostro, en sus finas manos, en el ademán caballeroso, en sus elegantes palabras,
El poeta trataba de alzarse de sus cenizas, y en un esfuerzo sobrehumano trataba a cada rato de volar.
Pero ya sus huesos estaban muy tristes y todos quebrados desde la muerte de Vladimiro,
Y no era cuestión de buena voluntad ni de fuerza de ánimo,
Sino un simple problema de gravedad.
Con Vladimiro su hijo y con el Espíritu Santo, “esa paloma estúpida”,
Que sin embargo representa la inteligencia como propiedad de la materia,
Se encuentra en el reino de las chicharras y el cagajón,
Que los mulos ponen gratis, pero los antioqueños lo recogen para venderlo por libras de 400 gramos.
El maestro Ciro Mendía, honor de su raza y de su pueblo,
Me habla desde sus versos con entereza, con amor, con ternura y con ese humor a la antioqueña que tanto hace reír al diablo.
No me habla desde su estatua, porque en Medellín no hay ninguna estatua de Ciro Mendía, ni maldita la falta que hace.
Si hubiera sido un poeta antiguo, hubiese tenido su estatua de mármol,
Del epicúreo mármol de Paros.
Pero a pesar de ser antioqueño no tenía depósito de ahorros, ni propiedad raíz, ni era socio de nada, ni estaba autorizado a portar tarjeta de crédito,
Es decir, no era nadie,
Pues en esta tierra donde cada poeta se considera el mejor del mundo,
Él apenas se atrevía a ser el mejor de su calle.
Quedó con la fama de no ser un poeta serio, porque no creía en nada,
Pero de todos modos nos dejó esa risa maliciosa, socarrona, comprensiva,
Que desborda inteligencia, bondad, aceptación y perdón.


Gentil Montaña, compositor e intérprete de la guitarra clásica en Colombia

Visto en Fonoteca, Memoria Sonora de Colombia.
Por: José Perilla

En la Fonoteca de rtvc, reposa un cuantioso número de grabaciones del programa Recital de la Semana, el cual reunió, durante las décadas de 1960 y 1970, a los principales intérpretes musicales del país, además de aquellos extranjeros de visita en gira de concierto. Todos pasaron por los estudios de la Radio Nacional de Colombia para realizar grabaciones que hoy dan cuenta de repertorios y tendencias de interpretación del momento.

Dentro de esas grabaciones, llaman la atención aquellas en las que participan guitarristas solistas, si se tiene en cuenta que en lo que concierne al contexto colombiano, es poco conocida la historia de la guitarra durante el intervalo comprendido entre las dos décadas mencionadas. Al referirse a la presencia y desarrollo de la guitarra clásica en Colombia, no se puede pasar por alto la presencia de Gentil Montaña, y no sorprende su presencia en el archivo. Por las casi nulas referencias musicales de la labor de este importante músico en esos años, difundir esas grabaciones es primordial.

Músico tolimense, Julio Gentil Albarracín Montaña vivió entre los años 1942 y 2011. Luego de pocos años transcurridos entre Purificación e Ibagué, en compañía de algunos de sus 11 hermanos, el joven Gentil se ubicó en Bogotá, capital colombiana que durante la década de 1950, cuando arribaron, demandó servicios musicales de muy diverso tipo, incluidos los tríos destinados a la serenata.

Bambucos, valses, boleros y paseos, fueron la plataforma para que Gentil Montaña empezara a figurar de manera cada vez mayor en el medio musical generado en La Plaza de las Nieves, centro de la capital colombiana. Al poco tiempo empezó a ser conocido como “El puntero atómico”, en referencia a su notable virtuosismo. Grilles y bares como “La Puerta del Sol”, “As de copas” y “La Pampa”, contaron con los servicios de Gentil y en ellos el guitarrista incrementó su repertorio y experiencia en el ámbito de la música popular.

Luego de verlo en escena, el español Domingo González, cantante y guitarrista, impartió a Gentil Montaña las primeras lecciones de lectura musical y puso en su conocimiento las posibilidades de la guitarra solista por medio de la audición de influyentes intérpretes como lo fueron los españoles Andrés Segovia (1893 – 1987)  y Narciso Yepes (1927 – 1997). Gentil inició entonces una formación como guitarrista clásico a la que se sumaron las lecciones impartidas por el bogotano Daniel Baquero (1924), chelista de la Orquesta Sinfónica de Colombia y guitarrista por afición.

Entre González y Baquero, Gentil entró en contacto con obras recurrentes dentro de la limitada oferta con que contaba el repertorio para guitarra en el medio colombiano. Los resultados de sus avances en la materia, se expresaron el 9 de noviembre del año 1964, cuando presentó su debut como solista en concierto desarrollado en el Teatro Lido, de la ciudad de Medellín.

La confluencia entre géneros musicales populares y el estudio de las obras solistas del instrumento, con el catalizador de su innato talento, hicieron de Gentil Montaña un músico brillante dentro del escaso número de guitarristas activos en Bogotá durante las décadas de 1960 y 1970. Volcado a las posibilidades del instrumento en el desarrollo de la música popular, Montaña se dedicó al estudio y trascripción para guitarra de diferentes piezas de salón escritas en los albores del siglo XX, con énfasis en la obra del admirado Luis Antonio Calvo (1882-1945).

Al dejar de lado su actividad en el medio  nocturno del entretenimiento, Gentil emprendió una de sus etapas más representativas, plasmada tanto en la composición para el formato del llamado trío típico (bandola, tiple y guitarra) como en el viaje que hizo a Venezuela para participar en el Concurso Internacional de Guitarra “Alirio Díaz”, desarrollado en el año 1975. Allí ocupó un admirable tercer lugar. La solidez técnica y nuevos conocimientos de teoría musical, sumados al bagaje en la práctica popular, fueron los pilares de su obra y responden a una necesidad del ambiente cultural colombiano que desde entonces se ha mantenido presente.

Alirio Díaz (1923), quien escuchó a Gentil en la interpretación de la primera Suite para guitarra escrita por el colombiano, no solo le animó para continuar con la composición, sino que lo exhortó a continuar su formación en Europa, concretamente en España. Su llegada al Viejo Continente no fue fácil. Luego de agotar los limitados recursos, acudió a la embajada de Colombia en España, donde fue recibido por Belisario Betancur. Tras algunas presentaciones en salas modestas y en la radio, emprendió un nuevo periplo, esta vez con París como destino. Allí retomó su labor en el campo de la música popular, mientras dedicaba algunas horas al estudio de la guitarra solista y de manera limitada a la composición. Más tarde se radicó en Grecia, donde permaneció hasta el año 1981, año en el que decidió regresar de manera definitiva a su país natal.

En Colombia fue recibido con brazos abiertos. Junto a una actividad de conciertos por todo el país, inició de manera mucho más decidida un nuevo ejercicio creativo, empresa en la que contó con la complicidad del bandolista y arreglista bogotano Luis Fernando León Rengifo (1952). Sus obras, que demandan del intérprete una formación técnica de consideración, producto de un contenido musical de mayor complejidad, hicieron de Montaña y León un par de músicos de importancia primordial para el desarrollo de la música andina colombiana durante las décadas de 1980 y 90. Para el caso de Gentil Montaña y la guitarra, sus aportes fueron decisivos en el vínculo que el instrumento empezó a desarrollar desde entonces con el contexto académico colombiano.

Del grupo de guitarristas solistas colombianos presentes en el Recital de la Semana de la Radio Nacional, Gentil Montaña es quien cuenta con mayor número de grabaciones conservadas en el archivo. Estas fueron emitidas el 13 y el 23 de septiembre de 1975. Se conservan otras dos cintas correspondientes ya a la década de 1990, que dan cuenta de la vigencia de Gentil Montaña en el ámbito musical colombiano.

Infortunadamente las grabaciones no cuentan con fecha de grabación. Es de suponer no obstante, que fueron cercanas a la fecha de emisión, que sí se consignó en el libreto que acompaña a cada cinta. Por el sonido del público, se sabe que la grabación emitida el 23 de septiembre corresponde a un concierto de Gentil Montaña. No se cuenta con información de lugar y fecha del mismo. La grabación emitida el 13 de septiembre no cuenta con ningún sonido adicional al de la guitarra, por lo que es de suponer que fue realizada en los estudios de la Radio Nacional.

De esta última grabación se han seleccionado dos obras para el trabajo discográfico Guitarra Clásica en la Radio Nacional de Colombia 1968 – 1978: Variaciones sobre un tema de ‘La Flauta Mágica’ (Fernando Sor) y Vals de la Suite Venezolana (Antonio Lauro). Para acompañar esta nota se ofrecen otros dos apartes, de las mencionadas grabaciones.

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Link para escuchar las dos obras.

Por parte de Colombia Identitaria queremos compartir un par de links extras para descargar “Suite Colombiana No.2”, obras de Gentil Montaña y  “Voz y Canto de la Colombia Andina”, composiciones de José A. Morales en su voz y acompañando en la guitarra Gentil Montaña.

¿Viejo?

Fotografía por Daniel Alvarado.

Oraciones, Secretos y Conjuros

Fragmento del libro “Oraciones, Secretos y Conjuros de la Zona Rural Colombiana”. 
Por Alvaro Chaves Mendoza.

Al lado del fervor religioso del campesino colombiano, juega un papel importante en la vida cotidiana el uso de oraciones, secretos y conjuros mágicos. La magia es una realidad que se hace presente en todas las regiones de nuestro país y aunque su incidencia es mayor en la zona rural, no por ello deja de presentarse en los núcleos urbanos.

Por los campos y plazas de mercado de pueblos y aldeas, se encuentran dondequiera vendedores ambulantes que ofrecen pequeños folletos con títulos como “El Nuevo Opalsky”, “Magia amorosa y verde”, etc. Junto con amuletos para la buena suerte o preventivos del “mal de ojo”, tales como pequeños trozos de azabache o coral. Parte de su mercancía consiste también en yerbas mágicas curativas.

Mezclada con la religión católica, la magia aparece en oraciones utilizadas para conseguir buena suerte en la vida, prosperidad en negocios o empresas, curación de enfermedades o protección contra maleficios y, principalmente, para obtener éxito en asuntos amorosos.

Las oraciones más eficaces, o las que sirven para una mayor cantidad de propósitos, son vendidas en hojas sueltas a un precio más elevado. Se considera que quien compre estas oraciones debe guardarlas en el mayor secreto y sólo podrá darlas a conocer a personas buenas. En caso de facilitarlas a personas malas, venderlas de nuevo o tenerlas por negocio, perderán su efecto. Tampoco servirán al decirlas “en mal estado”, por ejemplo, al haber dormido con una mujer y no haberse bañado.

Casi todas las oraciones surten efectos al ser rezadas, con excepción de la “Oración a la Virgen del Carmen” y el “Conjuro de la Santísima Trinidad”, las cuales son eficaces con sólo llevarlas escritas.

La fuente originaria de este tipo de rezos y conjuros está en antiguos libros de magia, que circularon profusamente en Europa hasta mediados del siglo pasado y hoy día se editan en México y tienen compradores en toda América Latina. Ellos son el “Libro de San Cipriano”, “Las auroras de oro”, “El abismo florecido”, “El dragón rojo” y otros.

La oración mágica es una mezcla de invocaciones, ruegos, súplicas e imprecaciones a los Santos y los espíritus infernales, se considera más eficaz que la oración corriente del rito católico y que las “novenas” a los Santos, debido al “misterio que tienen” y porque van dirigidas a “determinado santo”, con un fin específico que se realiza en una persona determinada. Hay una oración para cada caso especial y ésta lleva indicación de cómo, cuándo, dónde y en qué forma y estado debe realizarse. La magia por analogía o por contacto, aparece en muchas de ellas y si alguno de los requisitos se omite, la oración no tendrá efecto alguno.

Casi todos estos rezos tienen una “contra”, o sea la oración que anula o disminuye su efecto, pero algunos carecen de esta defensa y son, por lo tanto, los más eficaces y apreciados. Tal vez el caso de la “Oración del tabaco” que sirve para hacer venir a la persona que se ama. Se podrá lograr, gracias a la “contra”, que esa persona no se convierta en esclava del rezador, pero de todas maneras el objetivo primordial, que es hacerla venir, tiene que cumplirse.
Ésta es una de las oraciones que se pueden leer en el documento, y bueno, por otro lado confieso que más bien fue poco lo que leí, asusta de verdad algunas “oraciones” con que uno se encuentra, seguro que algunas pueden herir susceptibilidades (hehe).

Oración al Justo Juez

Alabad al Justo Juez, sea la hora en que mi señor Justo Juez murió y subió a los cielos. Mi buen Jesús, ten misericordia de mí; el Juez Justo me guarda y me defienda de todos mis enemigos y contrarios; ya es mi tiempo, acudid a mi defensa, permitid señor que mis enemigos tengan ojos y no me vean, tengan boca y no me hablen, tengan manos y no me agarren, tengan pies y no me alcancen.

Permitid señor que mi valor se haga un Juan y no un San Pablo y que por mis hazañas vaya libre por donde quiera que fuese. Sea tigre, sea león, sea hombre, sea mujer, vendrán humillados como mi buen Jesús a la Cruz el Viernes Santo. Pídote que no sea preso, ni herido, ni perseguido por la justicia, con la espada de San Juan y con el Manto de la Virgen hasta llegar a la casa nuestra.

La Santa Cruz responda por mí y me libre del enemigo antiguo. (Tres Credos).

Niyireth Alarcón: Los Viajes y los Encuentros (Nuevo Disco)

El título y los conceptos de esta nueva producción recrean el ambiente sonoro, poético y visual, aprendido y recopilado por Niyireth y sus músicos durante los últimos tres años de giras y conciertos por Colombia, Suramérica y Europa. El nuevo repertorio propone melodías, armonías, colores, textos y simbologías que están concebidas desde la música andina colombiana, pero da cuenta también del viaje de estos sonidos por el mundo y del encuentro de las gentes alrededor del acto sagrado de cantar los sentimientos humanos.

“Este disco es celebración, gratitud y compromiso con la vida”, comenta Niyireth, “Para éste, que es nuestro álbum número 9, invitamos a grandes músicos y artistas que se encargaron de embellecer el álbum con su talento y calidad humana”. LOS VIAJES Y LOS ENCUENTROS contó con la participación de los maestros Jaime Uribe Espitia (clarinete), Carlos Mario Vásquez (bandola y arreglos), Hernando José Cobo (flauta), Catalina Restrepo (violín), Joaquín Cabra (ingeniería de sonido), Carlos David (logística) y de los músicos Sandro Toro (guitarra) y Juan Montes (tiple y percusión) quienes acompañan a Niyireth desde hace más de una década. “Fue muy importante a nivel creativo, la participación del diseñador gráfico Andrés Pérez y el pintor Felipe Zuluaga, ellos y la fotógrafa Camila Flórez lograron plasmar en imágenes el clima espiritual del disco, un viaje de evocación, despedidas, encuentros, aprendizajes, un tratar de vivir siguiendo nuestro propio ritmo como enseñó el filósofo Fernando González quien, con su VIAJE A PIE, nos despertó a las bellezas del camino”, agrega la cantante.

Niyireth ha obtenido importantes premios nacionales de Música Andina como el primer puesto en el Festival Mono Núñez (1993). Junto a sus músicos ha ofrecido innumerables conciertos en Colombia y en otros países como México, Ecuador, Chile, Francia, Suiza, Italia, Alemania y España. Su álbum "Música colombiana andina:Music from Colombia" fue publicado internacionalmente por el sello ARC Music de Londres, Reino Unido, en 2009. En 2011 representó a Colombia en el 10º Festival Femmes du Monde (Mujeres del Mundo) en París, Francia, y en 2012 la canción Caballito de Ráquira incluida en su disco Cantos del Camino, ocupó el primer lugar del Top 20 de la Radio Nacional de Colombia durante 4 semanas consecutivas.

LOS VIAJES Y LOS ENCUENTROS está a la venta desde el pasado 1 de junio de 2013.

Contacto: musicadelatierra@gmail.com
Teléfono: 315 425 6887
Prensa: www.niyireth.com

La Madre Grande

Por rutas distintas llegaron dos historias de compañeras de hábitos de la Madre Laura. Dos tías Madres que compartieron trochas y campanas con la santa de Jericó. Los sobrinos escriben con devoción la crónica familiar de sus tías Lauritas. Las monjas venían de la selva y traían más cuentos que los tíos policías.

Por Juan Carlos Orrego. Fotografía: Archivo familiar.
Visto en La Revista UC

En mi casa, antes que la Madre Laura, fue famosa la Madre Cecilia; y lo es todavía: se trata de mi tía paterna –mi única familiar directa en esa rama podada–, misionera octogenaria tan audaz e indoblegable como todas las de su clase. De no mediar los solemnes festejos por la canonización de su antigua superiora –así como cierto consejo médico– mi tía estaría ahora mismo enseñando el catecismo a los makunas y yukunas de La Pedrera, agobiada por el calor y las boas de la selva amazónica. No cabe duda de que las misiones religiosas son el destino natural de los obstinados.

Gracias a mi tía, Laura Montoya Upegui es vieja conocida de mi casa, y, en consecuencia, la noticia de su llegada a los altares fue tomada como el anuncio de que una abuela se ganaba el Premio Nobel o, al menos, el premio gordo de la Lotería de Medellín. El estreno de mi uso de razón está ligado a las estadías de mi tía –La Tía, para ser más exactos– en Bogotá y Ecuador, desde donde llegaba todos los diciembres con la maleta llena de chécheres, regalos y misteriosas "encomiendas". A un lado de nuestras chocolatinas y galletas exóticas aparecían las revistas y estampas con la efigie de la Madre Laura, ya se tratara del retrato en que, todavía muy joven –de hecho, muy bella–, mira hacia su izquierda con un gesto tan humilde como imponente, tocada en el pecho con la florida "M" de la Congregación de Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena; o de ese otro dibujo en que, vieja y mofletuda, está dirigida hacia la diestra mientras sostiene una pluma, sentada a un escritorio con visos de reclinatorio. A propósito de dicho gesto literario, no está de más anotar que de las maletas de La Tía surgían frecuentemente los libros de la monja escritora, sobre todo las Cartas misionales y La aventura misional en Dabeiba. Un capricho del destino ha hecho que yo asocie esas obras pías con los cuentos de La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y de su abuela desalmada de García Márquez, que por entonces leía mi hermana mayor en cumplimiento de una tarea colegial.

La Tía conoció a la Madre Laura el 15 de diciembre de 1946, según se lo recuerda su proverbial memoria, afilada como la de un compositor sordomudo. Pero entonces la hermana de mi padre era solamente eso, hermana de mi padre –aunque cabe advertir que para entonces mi padre no era mi padre–, y apenas se aprestaba a iniciar la devota carrera que la convertiría en "Madre": tenía 13 años, y había ido al convento de Belencito en vísperas de una especie de reclutamiento espiritual que la llevaría, al día siguiente, a la Escuela Apostólica que las monjas tenían en el municipio de Granada. Mientras La Tía recorría el convento bajo la tutela de la hermana Margarita Ochoa, apareció, en un cruce de pasillos, la venerable matrona. La llevaban en silla de ruedas, para que sus hondas cavilaciones no tuvieran que distraerse con las profanas lidias de un cuerpo achacoso. La hermana priora presentó la niña a la superiora, y esta, tras palmearle la mejilla, le dijo: "Sea juiciosa, mijita". La Tía supo inmediatamente que su vida se partía en dos: había sido tocada por una escogida. Pero lo sintió porque Laura Montoya lo irradiaba, y no porque, por obra de alguna impensada cabriola de su memoria borgiana, La Tía hubiera sabido que un Papa latinoamericano la iba a declarar santa 67 años más tarde.

Con el barullo de la canonización quise hurgar más a fondo en la memoria de La Tía y le pregunté por los últimos días de la Madre Laura. A pesar de que esos fueron días grises, los recordaba entre sonrisas: tanta es su conciencia de haberse cruzado con el carro de la historia. Con toda generosidad me descorrió el velo de una escena que pertenece a la intimidad de la congregación (generosidad que, acaso, algo tiene de agradecimiento por el hecho –sabe Dios si intencionado o casual– de que puse el nombre de Laura a mi primogénita), y me contó lo que vio las veces en que, como novicias, ella y sus compañeras fueron llevadas ante la cama de la Madre agonizante para que elevaran preces por su próximo descanso. La Tía narra que la Madre Laura, presa del delirio de la meningitis, alzaba los brazos al cielo con visible desespero, dejando ver que la agobiaba un dolor infinito, pero, al mismo tiempo, dando a entender que algo se vislumbraba en las alturas. Cuando se produjo el deceso, La Tía fue comisionada para tocar las campanas a rebato y anunciar la mala nueva a Medellín. La muerte de la iluminada conmovió a la ciudad, y la iglesia del convento de Belencito se abarrotó con motivo de las honras fúnebres, presididas por el Arzobispo de Medellín.

La Tía ha vivido un lustro más de lo que pudo la Madre Laura. Y, como la de ella, su vida es una suma de esfuerzos y milagros; por supuesto, los de mi parienta no han gozado del reconocimiento de la opinión pública y, mucho menos, del Vaticano: conocer y compartir los rincones en que anida la pobreza de Colombia; radicarse en los confines del mundo, entre mosquitos y humedades, para enseñar un catecismo que acaso pocos entienden, y trabajar de sol a sol todos los días del año, sin el aliciente de los festivos, las primas y las vacaciones remuneradas que hacen la dicha de los asalariados; inclusive, quizá no sea un prodigio menor tener que soportar –porque la vida es irónica– que un sobrino le haya salido antropólogo y, por fuerza, descreído. El monumento de sus inminentes ochenta años, sumado al miedo de perderla, me hizo soñar con ella una noche perdida de hace dos o tres semanas. Las caprichosas asociaciones de la memoria quisieron que un cuento de Gabo, La viuda de Montiel, fuera el eje narrativo del sueño. Por eso, en la última escena –a un segundo de que la alarma de las cinco me sacara de la visión– La Tía está en un solar tupido de plantas amazónicas, mientras la Madre Laura, vestida con una sábana blanca y con un peine apoyado en el regazo –como la Mamá Grande del cuento–, está sentada muy cerca. La Tía pregunta: "¿Cuándo me voy a morir?". La santa dice: "Cuando te empiece el cansancio del brazo". 

¡Avivando!


Nadaismo: Contracultura, Literatura, Revolución

Fragmento del primer manifiesto Nadaista, por Gonzalo Arango (1958)

XIII

Destruir un orden es por lo menos tan difícil como crearlo. Ante empresa de tan grandes proporciones, renunciamos a destruir el orden establecido. La aspiración fundamental del Nadaísmo es desacreditar ese orden.

Al intentar este movimiento revolucionario, cumplimos esa misión de la vida que se renueva cíclicamente, y que es, en síntesis, luchar por liberar al espíritu de la resignación, y defender de lo inestable la permanencia de ciertas adoraciones.

En esta sociedad en que la mentira está convertida en orden, no hay nadie sobre quién triunfar, sino sobre uno mismo. Y luchar contra los otros significa enseñarles a triunfar sobre ellos mismos.

La misión es ésta:
No dejar una fe intacta, ni un ídolo en su sitio. Todo lo que está consagrado como adorable por el orden imperante será examinado y revisado. Se conservará solamente aquello que esté orientado hacia la revolución, y que fundamente por su consistencia indestructible, los cimientos de la sociedad nueva.

Lo demás será removido y destruido.

¿Hasta dónde llegaremos? El fin no importa desde el punto de vista de la lucha. Porque no llegar es también el cumplimiento de un destino.