Tomado de “La Música Carranguera” tesis de
grado de
Renato Paone, Medellín 1999.
“… Y pa`completar la cosa , y acabarla`e
rematar,
lo negociamos a oscuras, sin ver el color
fatal,
color que por el camino, pasó de rojo a
morado,
y un olorcito señores, como de perro mojado…”
El Carranguero, Jorge Velosa.
ETIMOLOGÍA
El termino Carranga es un regionalismo, se
refiere al animal muerto por enfermedad, accidente, vejez o muerte natural (no
sacrificio) y el cual los dueños para no perderlo completamente y a pesar del
riesgo higiénico que esto representaba, lo vendían para hacer embutidos en los
muchos sitios de compra de Carranga que existían en la región Cundiboyacense,
en especial en el municipio de Ubate, apodado “capital mundial de la
Carranguería”*
Parece ser que la Carranguería fue un muy
buen negocio a mediados de siglo, incluso parece ser más antiguo aun este
oficio según escribió Fray Sandalio de las Llagas en sus “Crónicas de Boyacá”
(Época colonial), citado por obregón.* A los que negociaban con Carranga
se les llamaba Carrangueros y se les veía como “delincuentes” por su oficio,
tratar con un Carranguero era algo indecoroso por su condición de traficantes
de Carroña.
Basándonos en lo expuesto por Erich From en
su libro “El lenguaje olvidado” el Termino Carranga es solo un símbolo
convencional ya que solo adquiere significado para los habitantes de una
región, los cuales han ya experimentado el proceso social de la Carranga, si se
hablara de Carranga en un contexto social diferente al Cundiboyacense, el
Termino adquiere muy poca simbología.
RESEÑA HISTORICA:
La riqueza musical colombiana no puede
desconocer que es el resultado de procesos que tardaron muchos años y en el
cual participaron muchos grupos Culturales, los cuales al entrar en contacto
con nuestras culturas indígenas dinamizaron tanto su propio lenguaje musical
como el de los grupos aborígenes, dando lugar a un nuevo proceso más complejo
sin que se pueda establecer si más o menos valioso, con respecto al que se
llevaba a cabo en nuestras tierras.
Indudablemente fue el descubrimiento de
América y la traída de esclavos el suceso que marco la historia musical de este
continente. Lastimosamente de este proceso no se tiene indicios fieles sino
desde épocas muy recientes en las que la Etnomusicología se ha venido
preocupando por su investigación. Cada región toma lo que más le llama la
atención de la música y el instrumental de los grupos con los que se veían
involucrados. A partir de este obligado intercambio, las regiones en Colombia
comienzan a formar su propia riqueza musical e instrumental y se generan
expresiones musicales en una forma que se podría denominar “híbrida”.
Es así como con el correr de los siglos en la
parte nororiental de la región andina o sea en los departamentos de Boyacá,
Cundinamarca y Santander, surgen ritmos como la guabina y el torbellino, que
alcanzan un alto grado de madurez interpretativa y de identificación social
hasta el punto de ser considerados la música representativa de la región.
Sucede lo mismo en la región de la costa
atlántica con el merengue Vallenato tanto el interpretado con caja, acordeón y
guacharaca, como la versión que de él hicieran, a principios del siglo XX
Guillermo Buitrago y Julio cesar Bovea entre otros, interpretado con guitarra y
guacharacas. Pero en esta parte de la región atlántica aparece un fenómeno
fundamental en la difusión de su música y es la llegada de las últimas técnicas
en grabación de sonido traídas a estas tierras por visionarios como Antonio
Fuentes, quien funda la primera compañía discográfica de la región.
A mediados del siglo XX se populariza a gran
escala el Vallenato y con él, el Merengue Vallenato, llevado a toda Colombia
por las compañías disqueras.
A partir de este momento cada región comienza
a apropiarse del merengue y a interpretarlo a su manera, lo mezclan, lo
acomodan a su forma de sentir, de cantar, de tocar y de bailar, comienzan a
surgir expresiones musicales nuevas como la música parrandera en Antioquia y el
viejo Caldas que retoma elementos del merengue y los fusiona con elementos
propios de las músicas de la región y el merengue Cundiboyacense que también
hace lo mismo pero con elementos de Guabina, torbellino y pasillo.
La radio marca definitivamente la vida
nacional; en unas regiones más que en otras, es la causante que de cierta forma
pasara a ser solamente un recuerdo el hacer música en vivo como forma de
entretenimiento.
En regiones como Santander, Boyacá y
Cundinamarca, la radio pasó a ocupar el primer lugar en los hogares, sirviendo
tanto de entretenimiento como de medio educativo. En el sector campesino de
Boyacá la emisora Radio Sutatenza jugó un papel determinante en el proceso de
educación y modernización*. Pero tan significativo fenómeno comenzó a desplazar
las tertulias nocturnas a ritmo de torbellino, coplas, canta y guabinas.
Siguiendo el curso normal de apropiación, se
comienza a interpretar en la región la música escuchada en la radio pero con su
inconfundible estilo boyacense y sin necesidad de cambiar de instrumentación,
ya que la usada para la interpretación del torbellino; Tiple, requinto y
guacharaca, se acomodaban perfectamente al nuevo estilo, haciendo como
innovación necesaria solamente una utilización más práctica de la guitarra para
la ejecución de los bajos.
El nuevo Merengue boyacense retoma entonces
la tímbrica de las voces guabineras y la ejecución idéntica de la guacharaca
que acompaña el torbellino. Con el nuevo merengue llegó a la región un “nuevo”
instrumento; el requinto de guitarra (Poco conocido), el cual tuvo una gran
aceptación y su utilización comenzó a desplazar un poco al requinto de tiple.
El primer paso de esta apropiación (y de
todas) fue la imitación, etapa en la cual suenan los mismo merengues vallenatos
pero con diferente instrumentación, diferente tímbrica vocal y una ejecución
más vivaz y menos marcada de la guacharaca.
El segundo paso fue el fenómeno Parodia, “La
gente empieza a tomar la música, las melodías de las canciones y les pone letra
propia, es decir, uno como que no se atreve ante lo nuevo a embarcarse
musicalmente pero si poéticamente.”*.Aparecen entonces innumerables canciones
parodias de los temas vallenatos populares.
El siguiente paso fue el experimento un poco
tímido de la elaboración poética y musical de sus propios merengues,
aclimatando completamente este nuevo ritmo en la región Cundiboyacense.
Esta etapa comienza por plasmar el sentir
campesino en sus canciones con su humor, su copla a veces picaresca, su amor
por la naturaleza, su entorno familiar y sus problemas de campo. Este nuevo
merengue fue llamado “merengue campesino”.
“En los ranchos de mi vereda, la pasaba yo
merenguiando,
en bazares y en toda fiesta, con merengue iba
enamorando,
una lampara`e gasolina, alumbraba tua la
fiesta,
la marcante y la punterita, y la caña eran
una orquesta”
El merengue campesino, Jaime castro (Los
filipichines)
Pero no tarda en ser influenciado, a través
también de la Radio, por la música del norte de Latinoamérica, la música
mexicana con sus letras un tanto de apología a la violencia, al alicoramiento,
a la traición, a la revancha, comienza así la degradación poética del merengue.
De la aparición de la música mejicana parte otro suceso que actualmente lleva
el nombre de música norteña y que en vigencia y popularidad compite con la
música Carranguera. El merengue Cundiboyacense comienza su aclimatamiento
urbano con el fenómeno de desplazamiento favorecido por la cercanía de estas
regiones a la capital del país.
“Teniendo yo mis cultivos, mis vacas y mis
gallinas,
tomando aire puro y vivo, que nadie lo
contamina
me vine a comprarlo todo, a precio que niense
diga
donde hay violencias y robos, con hambres que
cobran vidas
los pájaros van sin nidos, los perros son más
salvajes,
los amigos mal amigos, lo borran por un
pasaje,
los sueldos que yo he ganado, son muchos y
nada tengo,
toitos se me han quedado, en comida y en
arriendo,
y cuantos por ahí pensando, venirse pa`la
ciuda`,
orita si añoro el campo, quisiera vivir allá”
Del campo hacia la ciudad, Jaime Castro (Los
filipichines)
La radio frente a este hecho interviene de
nuevo haciendo una buena difusión urbana capitalina de este estilo. Paralelo a
todo lo anterior en la década de los setenta y ante la inconformidad política
de los estudiantes, surge en la universidad Nacional de Bogotá un movimiento
estudiantil que alcanza cierto grado de importancia en la vida nacional. Al
interior de este movimiento se genera un malestar frente al discurso, a la
expresión hablada y como solución se comienza a hacer canciones, imitaciones de
temas generalmente de intérpretes y compositores chilenos, venezolanos, cubanos
y argentinos.
Frente a esto y con la intención de tener una
expresión más exacta a cerca de su situación se genera el fenómeno parodia,
pero esta vez uno de los integrantes de este movimiento plantea el
contrasentido de la expresión musical utilizada, pues si el objetivo era buscar
un cambio “había que proponer cosas desde lo nuestro, desde nuestra música” y
comienza a hacer sus primeras composiciones casi todas de estilo “protesta
algunas en ritmo de merengue boyacense.
Al ver la aceptación de sus canciones por
parte del público, forma su grupo de músicos con el objetivo de hacer algo más
que música protesta. Con un formato de conjunto de merengue boyacense (Requinto
de tiple, Tiple, Guitarra y guacharaca, pero haciendo énfasis en la utilización
un poco olvidada del requinto de tiple) hacen música involucrando además del
merengue, la rumba criolla, desaparecida casi por completo. Le impregnan un
estilo más vivaz, más ágil y alegre con un carácter para ser bailado, convencidos
de que “la Música entra por los pies”*.
Es a partir de 1977 cuando este conjunto
comienza a tomar identidad y a tener aceptación. El grupo fundado y liderado
por Jorge Velosa Ruiz, toma el nombre de “Los Carrangueros de Ráquira”.
Población de origen de su fundador.
El nombre de Carrangueros, como lo indica
Velosa, obedeció solo a al objetivo de tener un nombre que llamara la atención,
que fuera sonoro, que fuera un poco rebelde ante los nombres usados hasta el
momento por los grupos.
Dicho nombre toma fuerza a partir de una
composición de Velosa llamada el Carranguero. Por iniciativa de Javier moreno,
uno de los integrantes, se adopte el nombre de los Carrangueros como estrategia
puramente publicitaria y no a partir del estado del merengue o del requinto en
ese entonces han indicado algunos investigadores.
El grupo participa en el concurso “Guitarra
de Plata” de la emisora radio Furatena de Chiquinquirá, en donde dan a conocer más
formalmente su nuevo estilo, al quedar fuera de concurso y al ver la aceptación
que tuvieron por el público, la primera propuesta que recibieron fue la de
realizar un programa radial con la emisora promotora del concurso. Es así como
el grupo utiliza la radio como primer campo de acción a través del programa
“Canta el Pueblo”, cuyo objetivo era crear un espacio de comunicación con los
campesinos de la zona y difundir su propia música.
No era necesario que ellos rotularan su
música para que esta fuera llamada por los oyentes como Música Carranguera y
comenzara a tomar fuerza , auge e identidad como música cotidiana y sencilla,
capaz de cantarle a cualquier manifestación de la vida.
Aprovechando el buen momento por el que
atravesaban, el grupo viaja a la ciudad de Bogotá en busca de su primer
oportunidad para grabar. Es así como la música Carranguera hace su aparición a
nivel nacional en 1980 con sus únicos interpretes y con un L.D. llamado “Los
Carrangueros de Ráquira”.
La música Carranguera toma un auge pocas
veces visto en expresiones de nuestro Folclor, la aceptación que tuvo fue muy
generalizada. Con temas como “La Cucharita”, “Julia, Julia, Julia”, “La china
que yo tenía”, entre otros, se vendieron aproximadamente 500 mil copias
registradas, sin contar la piratería. Destacable número y muy importante en la
historia de la música en Colombia ya que nuestro país ha creído muy poco en las
producciones de música andina Colombiana. Todo esto sin ningún tipo de asesoría
logística, ni de imagen, ni de mercadeo.
Abadía Morales bien lo dijo en alguna
alocución por la radio nacional “La música en Boyacá y en el interior, es decir
la música popular, se parte en dos con la música Carranguera, antes y después
de la Carranga, porque han pasado muchas cosas a partir de eso”. Dentro de la
dinámica propia de la Carranga se encuentra en primer lugar la difusión que ha
tenido, de tener un solo programa radial realizado por los creadores del
estilo, ha llegado a un sinnúmero de espacios en la radio, a una gran cantidad
de grupos Carrangueros, así como a gran cantidad de festivales de Carranga en
diversas localidades de la región Cundiboyacense (Ubaté, Moniquirá, Villa de
Leyva, Ráquira, Tábio -de torbellino y Carranga-, San Gil, Mosquera entre
otros). Realza su importancia él hecho de que en el Festival de Moniquirá en
1998 se reunieron 45 grupos de Carranga de toda la región Cundiboyacense.
Además, la Música Carranguera ha sido
recibida animosamente por la televisión colombiana, a través de comedias como
Don Chinche, La Riolina, Sumercé Estéreo, en la que se difundió gran parte de
la imagen Carranguera.
Se podría afirmar que la música Carranguera
ha visitado todos los sitios del país y algunos de los más importantes
escenarios del mundo, cabe destacar que los primeros artistas colombianos en
presentarse en el Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York en
transmisión en directo para varios países, fueron “Los Carrangueros de
Ráquira”.
La Carranga también se ha hecho presente
hasta en las ciencias naturales ya que en honor a ella y a su creador (Jorge
Velosa), el científico Jhon Linch, le dio como nombre a dos especies nuevas de
ranas descubiertas en los bosques Boyaco-Santandereanos; Eleutherodactilus
Carrangerorum y Eleutherodactilus Jorge Velosai.
Es ahora el término Carranga y Carranguero un
símbolo de música y de músicos y no de traficante de carroña. A partir del
surgimiento en 1980 del fenómeno Carranga, se crean una gran cantidad de grupos
que comienzan a darle identidad propia a esa nueva expresión popular llamada
Música Carranguera.
*Velosa Ruiz, Jorge; La Cucharita y no sé qué
más.
*Obregón, Elkin. Art. “La Rumba Carranguera”,
EL Mundo Semanal.
*Muñoz Ñañez, Elizabeth; El Merengue Andino
Nororiental. Trabajo de Grado. U de Popayán.
*Velosa Ruiz, Jorge; entrevista, Mistrato,
Risaralda.Marzo 1998.
*Velosa Ruiz, Jorge; Entrevista, Mistrato,
Risaralda, Marzo 1998.
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